NUNCA...



Nunca me puse del todo el luto.

Sólo opté  por un gris insano.

De esos grises que nos advierten

que el difunto aún vive

en nuestro corazón,

entre sus pasadizos agazapado.

Nunca llevé flores a tumba alguna.

Ni organicé desfiles en honor

a todos los pétalos marchitos

que en mis balcones naufragaron

a la espera de algún puerto bien guardado

de tormentas y tormentos,

de horizontes lejanos.

Nunca recé oraciones y plegarias

en torno a velas encendidas,

ni siquiera apagadas antes de las vísperas,

por los vientos del olvido.

Y los del descalabro.

Nunca fui de llanto a cielo abierto

ni de silencios compartidos con el diablo…

Siempre celebro la vida.

Nunca en negro, siempre con algún tono de blanco.

Que la muerte, aún no nos ha llevado. 
.

Elizabetta Puig® / Derechos Reservados

 Imagen:Galatea Santos®


Mi querido lector, dos puntos…

.

Volvió la luz y no le encontró.

Quizá por ello volvió a irse sin dar  más explicaciones

que el alba gritaba su nombre y debía de atenderla…O no…

Porque existen  amaneceres muñidos

que no hacen honor a su nombre,

más bien pareciera que no quieren hacer amanecer a la vida,

sólo dejarle una caricia algodonada.

Aunque sea dejando caer un frío y espeso gris

sobre nuestras locas cabezas.

Y a cuenta de ello le cuento que volvieron

aquellos que un día fueron y se fueron.

Supongo que acudieron al llamado

de los que ahora necesitan poner una vela al diablo.

Gracias a dios (cualquier dios) que no rezo jamás,

que de hacerlo me encontraría nadando en el espanto.

Incluso yo que no sé nadar en otra cosa

que no sea el negro asfalto. O el verde de los llanos.

Mi querido lector, aquí dejo mi huella.

Y no para que usted la siga.

Y menos ahora que lo suyo sólo es dar pasos cortos.

Si no para que vaya un poco más lejos.

Aunque sea mecido sobre mis párpados.

Está volviendo la vida, la luz,

otro tiempo más hermoso, menos escualo.

¡A las pruebas me remito!

Florecen ya los frutales.

Y los paisajes. Mire por mi ventana.

Mírelo allí, solitario.

Sabiéndose uno más entre tantos.

Sabiéndose de usted, hermano.
.

Elizabetta Puig® / Derechos Reservados
 Imagen:Galatea Santos®/ Cerca de Alcolea de Calatrava

SED...

Se apagará la luz de mis manos,
palidecerá la piel que me envuelve
y de nácar traslúcido se volverán
mis párpados sobre mis lágrimas
ya ausentes.
Se secarán en mis venas los lagos
de sangre y fuego mortal…
Y quizá envuelvan en lino blanco
lo que reste de mis restos agradecidos.
Y quizá sellen mis labios con un beso
mis ancestros.
No pediré nada más.
Sólo que mi vuelo hacia el infinito
sea lento y falto de impaciencia…
Que dé tiempo a sobrevolar todo aquello
que abandonaré a su suerte,
que de tiempo a lanzar un adiós lejano
y a salvar tu nombre de la sed
de mis vocablos.
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Elizabetta Puig® / Derechos Reservados
  Imagen:Galatea Santos®/ Torcal de Antequera (Enero 2016)

AQUÍ..

...Y aquí es dónde
los cristales manan lluvia
y los zapatos
descalzos de mí
huyen.
Dónde todo llama
a la lucha al contraluz
sobre la ciudad.
Sólo la niebla pervive.
Y alguna voz en el silencio
se estremece.
Nunca mis manos
estuvieron tan vacías de ti...
.
Elizabetta Puig

PEDÍ...



Pedí hacer un viaje y me fue otorgado.
Pedí yo, zozobrar .Y  en sus abrazos
las tormentas devoraron mis mástiles.
Y mis velas, el viento aniquiló.
Ahora nada más soy un naufrago
a la deriva en un mar apartado
de las corrientes que nos restituyen
a la tierra de los muertos en vida.
Porque si a mi pesar he de vivir,
pido que sea así, de esta manera.
Sin otros horizontes a la vista
bajo mis parpados ahora exhaustos.
Pido poder anclarme siempre libre,
a la sal de mis  heridas abiertas.
.
 Elizabetta Puig®
Derechos Registrados