MEMORIAS...




Mi querido lector, dos puntos...
.
Hoy he visto su figura
caminando por mis calles más habituales.
Bajo una gabardina y un cielo tardío.
Con los ojos de gorrión desvalido
resguardados del gris de la tarde y de la vida,
tras unos cristales negros como un gato callejero
que jamás hubiera conocido fuente alguna
ni charco al borde del camino.
Con esa figura de caminante de mares infinitos,
de barba salvaje y sonrisa escondida
tras el ascenso de la tristeza
por su rostro adormecido...
Y un paraguas cerrado a cal y canto
a la espera de algunas gotas de lluvia
que limpien las aceras y su oscuro destino.
A paso ligero por las calles que tanto conozco
y entre las que empiezo a encontrar parecido
con esas otras de las que usted huye
como si en vez de asfalto corrieran por sus aceras
el fuego del infierno más ardiente...
Y a pesar de ello, su figura ajena y escurridiza
esbozó una sonrisa.
Créame, desconozco el motivo.
Más no puede si no acompañar tal acontecimiento
desde lo más profundo de mi alma.
Y esperar que ese instante, ese acontecimiento irrepetible
fuera un momento también por usted compartido.
Pirata de asfalto y cristal, sepa usted, querido lector
que ni siquiera me sorprendí de tal visión.
Hasta ese punto estoy acostumbrada a llevarle conmigo.
Luego, miré hacia mi interior y ví claramente
que en realidad estoy ya desde hace tiempo
en otro espacio y otro lugar menos frío y seco
más empapado en tormentas y conferencias
en balcones abocados al vacío
con más pena que gloria…
Aunque he de decir, que no busco sino la oscuridad,
que la luz del Sol se me antoja un ser dañino,
que en las sombras y su paz espero perderme
y  que afrontaré con entereza mi destino:

que mi nombre pase inadvertido a todas las memorias
que hasta ahora haya conocido…
.
Elizabetta Puig® / Derechos Reservados
Imagen Galatea Santos ® / Ciudad Real



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