SOLEDAD...


Habito en la calle Soledad a solas.
Solo a ratos, solo cuando allí
no habitan ni los gatos que tanto gustan 
de caminar sobre las aristas de la Luna.
O atravesar el infierno de los días de Sol. 
Nos hacemos compañía ella y yo.
Y nadie más...Y en ocasiones
me viene a contar, que no es tuya
ni es mía, que a nadie da su manto
si en ella no está querer acunar
a aquellos que faltos de fuerzas
solo piden descansar en paz...
Esta soledad irreverente, no es tuya.
Ni es mía...No se deja gobernar.
Abre sus alas alguna vez
y vuela libre entregando su manto
a los vientos inciertos, al rayo vacilante,
a las palabras declaradas en rebeldía
por unos labios que todo quieren abarcar.
No se vende ni regala, no se entrega ni se fía,
no gratifica llantos, ni cierra capítulos
ni cura heridas sin cicatrizar...
Dicen que es mala madre. 
Que a sus hijos deja ir a cualquier lugar
para que aprendan por sí mismos
que nadie es más que nadie,
que todos padecemos del mismo mal:
arrastramos el corazón como si no existieran
más lágrimas que las nuestras,
más mal que nuestro mal.
Esta soledad no es mía...Ni tuya.
Habita una calle sin nombre
en algún lugar inalcanzable
lejos del paraíso, cerca de la verdad...
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Texto: Elizabetta Puig®
Imagen: Galatea Santos®/ Playa de San Martín (ASTURIAS)