Rompe con furia
el meandro que liviano acaricia,
!Ay la lujuria!
!Cuanta avaricia!
por robar a la Luna una caricia…
Ella se esconde
tras los montes que celosos la acogen.
Y es allí donde,
mieles recogen
los amores que su luz escogen…
Ternura entrega,
más allá de sus fronteras de plata,
Y nada niega,
y el río acata
que a todos dé su mirada de gata…
Él la regala,
abiertas las fuentes de su ribera,
flores de gala,
trigo de la era,
y el canto de una dulce aceitunera.
Ella no atiende,
es la mujer y amante irreverente,
nunca se vende,
ni está carente,
del señorío que adorna su frente…
.
Texto: Elizabetta Puig®
Imagen: Galatea Santos®/ Luna sobre Córdoba
No hay comentarios:
Publicar un comentario