OBJETO DE CULTO...

Mi querido lector, dos puntos:
.
Me queda lejos ya septiembre.
Los meses y las estaciones
se han sucedido en sentido creciente;
es decir como quién sube al Empire State
y pretende llegar el primero
para ser reconocido como
un valiente entre los valientes.
Personalmente, yo, jamás hubiera
conseguido tal hazaña.
Y eso que no disfruto de ascensor
ni nada que se le parezca
en mi cotidianidad
Pretendo ascender a los cielos,
el día que me corresponda,
por mis propios méritos.
.
La lluvia tampoco nos fue propicia.
Más bien escasa y de mala calidad.
Ha brillado el Sol más de lo estrictamente
necesario e imprescindible,
como si no fuera a existir un mañana,
ni un amanecer más,
como si estuviéramos o estuviésemos
a falta de luz y calor de día…Y de noche.
¡Qué mire que son frías las noches de invierno!.
Y el invierno, créame, es como Dios
habita  en todos los hogares
sin que sea necesario rezarle.
.
Vengo a decir, querido lector,
que ya no queda tiempo para nada…
Que fue generoso en su marcha
Y se dio prisa al pasar por mi casa…
Y por mi alma.
Que debería sentirme más vieja
pero que en cambio me siento
como niña con bailarinas nuevas
¡Adoro las bailarinas!
¡Tan dulces y sencillas ellas!…
Y que he de contener las riendas
y el motor de mis alas:
“!Quietas! Todavía no es el día”.
Pero el día, como el invierno,
llega aunque no quieras
que cantaba la canción
antes de que entre las manos
se le rompiera el amor.
Un poco como a todos.
Aunque confieso que a mí
me gusta más darle vida
que tirarlo a cualquier  contenedor
dónde diga “Material Reciclable”.
Y que luego, sea el destino
quién decida si convertirlo en compost
u objeto de culto....
.
Elizabetta Puig® / Derechos Reservados
 Imagen:Galatea Santos®/Río Bullaque
 

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