He
vuelto al origen, al manantial
de
aquello que se dio en llamar
resolver
a través de la palabra
la
propia soledad siempre tenaz…
Se
cierra el círculo y dentro queda
aquello
y aquellos que por entonces
vivieron
a la luz de las esferas…
Nadando
en sus aguas turbulentas
anidando
en las tormentas de la memoria
se
sacia el demonio de la ceguera
y el
infierno de lo que nunca cesa…
Flores
marchitas de la espera…
Cuadraturas
en las hojas caídas…
Velas
encendidas de la inquina…
Versos
perdidos en las esquinas…
Palabras
que matan sin esperas…
Ojos
que no ven, pero extrañan…
Disfraz
del carnaval de la codicia
enredando
siempre en las vísceras…
.
Elizabetta Puig® / Derechos Reservados
Imagen : Galatea Santos®/MONTE NARANCO (OVIEDO)
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