A LAS PUERTAS DEL CIELO...


Me hago mayor, envejezco.
Y todo mi armamento queda sutilmente 
fuera de juego, fuera de tiempo...
Cuesta seguir camino sabiendo
que ya nada será igual,
que la piel se desploma por momentos,
que las ideas dejan de bullir
y que mis pensamientos
quedan arriba, en alguna cumbre
que se me hace inalcanzable,
no por lejana si no por impasible,
indolente e insensible como las rocas
que la confieren....
Que languidecen las batallas 
a la espera de refuerzos sin cuartel
que se saben en rebeldía y faltos de ingenio...
Que ya queda poco o nada 
para alcanzar el misterio del Universo
y sus agujeros negros como la noche
más incierta y el día más oscuro.
Ese Universo complice de lo eterno
que guarda con tanto celo
un dios al que jamás recé...Ni rezo.
No vaya a pasar lista y hacer recuento
de todos los pecados cometidos.
Y los que dejé sin cometer
por falta de instrumentos para ello...
Mi futuro, mi presente quizá, 
será amanecer cualquier día
con un !ay! colgando en la comisura
de los labios...O no amanecer
y volverme pregunta sin respuesta
o pájaro sin jaula ni viento
al que mirar frente a frente...
Así poco a poco, o quizá de pronto,
pasar a la historia no escrita
de lo que pudo ser, de haber sido
otro el juego del destino
que no me permitió saldar todas las deudas.
Ni cuadrar todas las cuentas
con sus respectivos recuentos.
Por lo demás, poco que contar.
Que como decían los viejos
la vida se hace escasa y el mundo inmenso,
que la respiración se agita
cuando miro al espejo y no me encuentro
ni siquiera de perfil, ni siquiera por accidente...
Que me roba una nueva oportunidad
en cada haz de luz que acaricia 
su cristalino vientre...
Que da igual ya error o acierto,
verdad o ilusión, agonía o anhelo.
Igualmente resuelvo los imprevistos
con las fuerzas justas, con el mismo empeño,
ya en puerta de embarque
a las puertas del cielo, a cielo abierto.
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Elizabetta Puig® / Derechos Reservados
Imagen: Galatea Santos® / SANTA MARÍA DEL NARANCO (OVIEDO)

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