Soñando con una piel dorada
y el cabello al viento
te encontró la madrugada
entre mis brazos disuelto...
Agua fue tu cuerpo...
Agua del manantial nacido
en las riveras de unos labios
que nada dieron por resuelto...
Agua fue también,
entre las rosas de mis manos
y los pétalos de mis dedos
tu espalda poderosa,
cantón de mis deseos...
Roces y cantos en la noche
en la Vía Láctea de mi pecho
de una Luna celosa
que moría en el intento
de alcanzar con sus argucias
tu alma de navegante sin puerto
siempre perdido a la deriva
en los mares de mis deseos...
No quise, ni quiero volver,
al mundo de los humanos.
Figuras extrañas
de un mundo a nosotros ajeno,
donde de nuevo perderé
todo lo que ni compro ni vendo
cada vez que sueñas
con una piel dorada
y unos cabellos al viento...
.
Texto: Elizabetta Puig®
Imagen : Galatea Santos®/ LUANCO (ASTURIAS)
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