Tu silencio me encadena
a un infierno sin puertas
por dónde vagan
las almas postreras a ciegas
tropezando con las calderas…
Ángel caído en desgracia…
Ángel que escapa a la venganza
de los callejones viudos de aceras enyagadas,
empapado en lodo y desconcierto,
buscando los restos de las madrugadas
con los que alimentar tus penas
como los gatos que aúllan en los tejados
cuando los abandona la Luna llena…
No te quedan palabras…
todas escaparon de tu escena enferma,
de esa soledad déspota y franca
que imprime carácter a las esquelas…
No seré yo quién rompa tu sueño…
Y así de lejos te seguiré en el silencio
rondando a la noche que nos maldice,
desde el confín de mis propios términos...
Alimentando mis propias sombras
con la esperanza obligada
de quién espera en vano
una palabra de aliento…
.
Texto: Elizabetta Puig®
Imagen: Galatea Santos® / ORLÉ (ASTURIAS)
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